La calostrogénesis, proceso por el cual se genera el calostro, comienza varias semanas antes del parto y es de suma importancia ya que el calostro va a ser el primer alimento que va recibir el neonato. El calostro contiene inmunoglobulinas (anticuerpos), factores de crecimiento, células inmunitarias (sobre todo leucocitos), vitaminas, grasas, enzimas (algunas con actividad antimicrobiana), hormonas y oligoelementos. Las concentraciones de la mayoría de estos componentes son mayores en los primeros días tras el parto y van disminuyendo a medida que transcurren los sucesivos ordeños.
En lo que a componentes inmunológicos se refiere, el calostro, además de los anticuerpos contiene un elevado número de leucocitos y que se supone pueden contribuir a la protección del neonato. El papel de los anticuerpos del calostro en la protección frente a infecciones ha sido bien documentado y la calidad del calostro se relaciona precisamente con este parámetro. De hecho, el éxito de la transferencia pasiva de inmunidad se ha atribuido exclusivamente a los anticuerpos, definiéndose también, en base a los niveles de anticuerpos presentes en el suero de los/as terneros/as a las 24-48 horas tras la toma de calostro. En definitiva, tradicionalmente se ha considerado a los anticuerpos como los responsables de la transferencia de inmunidad en los rumiantes y a los componentes celulares del calostro y su posible papel en la inmunidad se les ha prestado mucha menos atención.
Diferentes trabajos han demostrado que hay leucocitos viables en el calostro materno y que estas células pueden migrar a través de la pared intestinal de los neonatos entrando en su torrente sanguíneo a las 24 horas de su nacimiento tras la toma de calostro. Algunos investigadores sugieren que estas células transferidas pueden tener un papel protector en sí mismas o al menos que pueden modular y/o estimular la respuesta inmunológica en el neonato. Esto se sustenta en el hecho de que terneras alimentadas con calostro de madres vacunadas muestran respuestas proliferativas in vitro frente a antígenos vacunales sin que las propias terneras estén vacunadas. Por otro lado, se ha visto que terneras que reciben calostro natural sin tratar presentan una maduración leucocitaria más acelerada que las que reciben el mismo calostro al que se le han eliminado las células. Todos estos datos parecen indicar que los leucocitos calostrales transferidos pueden jugar un papel importante en el estatus inmunológico del recién nacido.
Desde el Departamento de Sanidad Animal, se está trabajando en el estudio de la transferencia pasiva de inmunidad, tanto de anticuerpos como de células en el marco de diferentes proyectos (URAGAN: Uso Racional de Antibióticos en Ganadería y MILKBIOTA: PID2019-106038RR-I00 financiado por MCIN/ AEI /10.13039/501100011033) con el fin de intentar arrojar luz sobre el papel de los leucocitos calostrales en la inmunidad del rumiante neonato. Se espera que los resultados obtenidos puedan ser útiles para poder tomar decisiones con respecto al manejo del encalostrado en el ganado bovino lechero.