El agente causal de la enfermedad hemorrágica epizoótica (EHE) es un virus de la familia Reoviridae, género Orbivirus (VEHE) del que hasta el momento se han identificado siete serotipos VEHE 1-2 y 4-8, y que tiene muchas características morfológicas y estructurales en común con los otros miembros del género, especialmente con el virus de la lengua azul. La distribución del VEHE es extensa a nivel mundial. Este virus se aisló por primera vez en EE.UU. en 1955, y hasta 2022 había estado presente en regiones del norte, centro y sur de América, así como en Asia, África y Australia. En otoño de 2022 apareció por primera vez en Europa, primero en Sicilia y Cerdeña y poco después se detectó en el sur de España. Los primeros focos en España se detectaron en Cádiz y Sevilla a finales de noviembre de 2022 y actualmente se encuentra presente por toda la península ibérica. El serotipo detectado fue el VEHE-8 y los estudios genéticos presentaron una homología del 99,9% con VEHE-8 / TUN2021 detectado previamente en Túnez.
Se trata de una enfermedad vírica infecciosa no contagiosa transmitida por dípteros de la familia Ceratopogonidae y género Culicoides, también llamados jejenes que necesitan un medio con abundante materia orgánica para establecerse, por lo que encuentran gran cantidad de puntos de cría en el entorno de las granjas.
Tal y como ya se esperaba, aunque el virus puede afectar tanto a rumiantes domésticos como silvestres, la enfermedad ha tenido especial impacto en ganado vacuno causando importantes mermas en la producción y un elevado número de bajas. Esta gran incidencia de la enfermedad se ha debido principalmente a que los animales no habían tenido ningún contacto previo con el virus y a no disponer de vacunas autorizadas en Europa
La vacunación es la principal herramienta utilizada para contener con éxito las principales enfermedades víricas humanas y animales. En el caso de la vacuna contra el VEHE, su utilización se ha circunscrito a regiones en las que el virus ha causado un impacto económico significativo. Así, en Japón se comercializan dos vacunas: una vacuna monovalente viva atenuada y una vacuna bivalente inactivada, pero ambas frente a EHDV-2, no detectado hasta el momento en el estado. Por otra parte, en EE.UU. se decantaron por la utilización de autovacunas frente a los serotipos 1 y 6 del VEHE, pero no existen datos revisados por pares en revistas científicas sobre la protección. En Europa no hay ninguna vacuna autorizada contra el VEHE, y además hay que tener en cuenta que las vacunas frente al VEHE son específicas de serotipo, por lo que las vacunas comercializadas en otros países no serían de utilidad frente al serotipo 8 que es el que nos está afectando en estos momentos. Sin embargo, parece que ya ha empezado la carrera para su desarrollo
Ante esta situación, hasta que se consigan vacunas eficientes frente a los serotipos detectados, sólo queda actuar sobre los vectores. El objetivo de la lucha frente a los vectores en este tipo de enfermedades es impedir que los rumiantes reciban una picadura infectiva de estos insectos, mediante el empleo de insecticidas y repelentes en animales, medios de transporte e instalaciones, así como el uso de insecticidas y larvicidas para el control de las posibles zonas de cría. Sin embargo, hay que tener en cuenta que el control de los Culicoides es muy difícil de abordar, incluso en muchos aspectos casi imposible, o al menos el coste no es asumible. Por esta razón se suele hablar de lucha integrada, haciendo referencia a cualquier tipo de medida encaminada a eliminar o disminuir las poblaciones de estos vectores mediante el control de sus lugares de cría y sus larvas o el control de los adultos voladores. Dentro de esta lucha integrada también se incluye el uso de repelentes y actuaciones en instalaciones ganaderas y vehículos de transporte. Sin embargo, hay que resaltar que la desecación de charcas y el uso de insecticidas en zonas naturales o abiertas no son medidas eficaces.
Esperamos que podamos disponer de vacunas para hacer frente a esta enfermedad en el menor tiempo posible y así minimizar su impacto.