Esta enfermedad fue descrita a principios del siglo XIX (1902) en Hungría por Aladar Aujeszky. Curiosamente la primera descripción se hizo en rumiantes buscando la causa a algunas alteraciones nerviosas asociadas a grandes picores. Debido a que algunos síntomas eran compatibles con los observados en los casos de rabia la enfermedad de Aujeszky también se conocía como pseudorrabia. El agente causal es un Herpesvirus tipo 1 perteneciente a la familia Herpesviridae y al género Varicellovirus. Se trata de una enfermedad de distribución mundial que afecta a prácticamente todas las especies de mamíferos excepto al ser humano y a algunos otros primates. El cerdo y el jabalí son los únicos animales que pueden mantener la infección de forma crónica y son la principal fuente de contagio. El resto de animales sólo la padecen pero el índice de mortalidad es muy elevado.
La vía de entrada habitual del virus entre los suidos es la vía respiratoria, pasa al sistema nervioso central, se replica en los nódulos linfáticos y se distribuye por todo el organismo. En los carnívoros la transmisión se da principalmente por la vía oral, tras la ingestión de cadáveres de animales infectados. Se trata de un virus muy contagioso que en los picos de viremia se elimina en grandes cantidades a través de exudados nasales y saliva, y en menor medida y de forma intermitente a través de la orina y de las heces. El periodo de incubación es de dos a seis días excepto en perros y gatos que es de entre dos y cuatro. Las formas clínicas que se observan en porcino dependiendo de la cepa, la dosis infectante o de la edad del animal son de tipo nervioso, respiratorio o reproductivo. En el resto de las especies se asocian principalmente con las dos primeras.
El plan de vigilancia sanitaria de la fauna silvestre en Euskadi incluye la detección del virus de la enfermedad de Aujeszky en muestras de tejido mediante la técnica PCR y la detección de anticuerpos frente al virus en muestras de suero mediante la técnica ELISA. Así en NEIKER, se han analizado 238 tejidos y 477 sueros de jabalíes abatidos en la CAPV en el periodo 2010-2019. Las prevalencias observadas fueron del 0,4% para la PCR y del 11,5% para el ELISA. Aunque no son cifras preocupantes se trata de una enfermedad a tener en cuenta en jabalí.
Para el control de esta enfermedad, una vez más, es fundamental gestionar correctamente los despojos de la caza con el fin de evitar la transmisión de la infección, tal y como se está promoviendo desde las Diputaciones Forales.