Llegado el mes de febrero, y en cuanto la temperatura comience a subir, las reinas fundadoras de la avispa asiática (Vespa velutina), nacidas el otoño pasado, saldrán de su periodo de hibernación y comenzarán, un año más, con su ciclo biológico. En función de que la climatología durante la primavera les sea más o menos propicia, sobrevivirán un mayor o menor número de reinas, reflejándose posteriormente en el número de nidos que encontremos en nuestro entorno. Aunque en esta ocasión no vamos a hablar de la avispa asiática, lo mencionado anteriormente es aplicable a la nueva especie de avispón exótico invasor que se ha establecido en el sur de la Península Ibérica. Se trata de Vespa orientalis, especie nativa del Mediterráneo Oriental, Asia y África, donde tienen un clima semidesértico, y que en los últimos años parece haberse establecido en países fuera de su distribución natural. Como ocurrió con V. velutina, la actividad humana, probablemente mediante el transporte de mercancías, está contribuyendo a su dispersión por el mundo. En el año 2018, comienza el avistamiento de ejemplares de V. orientalis en Gibraltar y en localidades próximas de la provincia de Cádiz, avanzando en los años siguientes hacia la provincia vecina de Málaga. En 2020 y 2021 ya es frecuente observar estos avispones en colmenares de estas provincias, donde comienzan a causar grandes daños.
Vespa orientalis, tiene un tamaño mediano, algo mayor que V. velutina, pero es un poco más pequeña que el avispón europeo (Vespa crabro), diferenciándose claramente de ambas por su coloración, ya que la cabeza, el tórax, las patas y parte del abdomen son rojizos, destacando sobre ellos, una “mancha” amarillenta en la cabeza y dos franjas del mismo color hacia el final del abdomen. El ciclo biológico es similar al de las otras dos especies, alcanzando la colonia su máxima actividad en el inicio del otoño, momento en el que puede haber varios cientos de obreras trabajando, coincidiendo con el desarrollo de las larvas de las que surgirán los machos y las futuras reinas. En esta época las necesidades energéticas y proteicas de la colonia son elevadas, por lo que será frecuente observar a estos avispones alimentándose de fruta y capturando abejas u otros insectos.
Los nidos también los fabrican con fibras vegetales mascadas, construyéndolos en lugares protegidos del ambiente, como huecos de árboles o de paredes y rocas, pero también en construcciones humanas como tejados, cajas de persianas, etc. También es muy frecuente que los nidos estén bajo tierra, en cavidades naturales o artificiales, siendo en estos casos difíciles de observar, suponiendo un riesgo para las personas. No es una especie especialmente agresiva para las personas, pero, al igual que ocurre con las otras dos especies de avispones que están presentes aquí, cuando nos acercamos excesivamente o provocamos alguna alteración en el nido, las avispas pueden salir en defensa de la colonia y producir picaduras dolorosas.
Como se mencionaba anteriormente, es una especie originaria de países áridos, que se está estableciendo e invadiendo regiones de la Península que presentan un clima cálido y seco, y que con el cambio climático cada vez serán más parecidas a las de sus zonas de origen. Esperemos que el clima de Euskadi, tan favorable para V. velutina, impida el establecimiento de este avispón invasor, y no suponga una nueva amenaza para nuestra flora y entomofauna.